Carrera
“Correr está en mi ADN. No lo puedo evitar. Cualquier alteración dispara el reflejo. Sobrevivir a costa de todo”
REVISTA WRITER AVENUE
Karina Virginia Rucco
11/7/20242 min leer
Corro, corro, corro.
Correr está en mi ADN. No lo puedo evitar. Cualquier alteración dispara el reflejo. Sobrevivir a costa de todo. Del agotamiento, del cuerpo.
Busco comida. Huelo el aire y me dirijo a la fuente. Robar para comer, no es robar. El vértigo me genera un hueco en la boca del estómago.
¡Alto! Peligro. Ellos están ahí, atentos. Sé que me vieron. El sol por la ventana ilumina todo. Deseo ser invisible. Elijo una dirección y corro.
Encuentro un escondite y las pulsaciones bajan. Reduzco al mínimo el consumo corporal. Casi no respiro. Agazapada e inmóvil, sigo en alerta.
Silencio; área despejada. Busco objetivo con la vista. Calculo la ruta. Un shock de adrenalina me invade y, de nuevo, corro. El perro viejo me mira pasar, indiferente. Sabe bien que no podría alcanzarme.
Escucho un grito. Me vieron. Me intercepta una pared y la trepo. Con todas mis fuerzas me aferro y trepo rápido. Encuentro un hueco. Necesito parar, bajar el ritmo del corazón que va a explotar.
Están cerca. No van a parar. Ellos saben dónde estoy. Un miedo sólido y oscuro me habita y me congela. Me debato entre el hambre y el terror. Me cuesta pensar.
La luz de la ventana va mermando. La penumbra del atardecer es amiga. Decido esperar hasta que el sudor se seque. El corazón se me sale del pecho. Respiro suave.
El aire me trae el olor a comida. Un ruido en el estómago me recuerda que ahí está, esperándome. Si tan solo pudiera llegar.
Oscurece y es el momento perfecto. Hago mis cálculos. Si salgo hacia la derecha, en línea recta, pesco lo mío y salgo por la puerta de servicio. Junto valor y mido las variables. Ya duermen todos, incluido el perro. El gato habrá salido de gira nocturna.
Asomo la nariz. El olor a comida me nubla la mente. Pienso con la panza, con la voracidad del hambre. Ese pan en la mesada, tan tibio, perfumado. Enfoco la vista, junto valor… ¡Corro!
¡Zas! La garra me impacta directo en la cara. Grito. No puedo moverme. Algo pesa sobre mí. Terror. Un aliento tibio me envuelve la cara. De pronto todo es oscuridad.