Curiosidades sobre el autor de "El principito"

“Desde muy pequeño, Antoine de Saint Exupéry sintió la llamada de las estrellas y quiso ser piloto”

REVISTA WRITER AVENUE

Rocío S. Cortés

8/31/20243 min leer

El autor del famoso “niño de las estrellas” es Antoine de Saint Exupéry. Nació en Francia en 1900, en el hogar de una familia aristocrática. Desde muy pequeño, sintió la llamada de las estrellas y quiso ser piloto. En un primer momento, no consiguió entrar en la Escuela Naval, así que se ingresó en la carrera de Bellas Artes, combinando así el cielo con las letras.

Nunca dejó de escribir, así como tampoco de formarse y trabajar como piloto. Se decía que, entre vuelo y vuelo, soñaba y escribía. Su primer libro no fue El Principito, fue “El aviador”. Otra de sus obras con la que encandiló a los lectores fue “Correo del sur”, la cual llegó a rodarse para la gran pantalla. Pero fue con la novela “Vuelo nocturno” con la que sería premiado con el galardón del Premio Femina y se consolidaría como escritor. Muchos dicen que esta obra fue premonitoria del que sería el final del piloto.

¿Cuándo escribe El Principito? Sería durante su retirada temporal del ejército francés. Buscando evadirse de la tristeza que le ocasionaba las experiencias vividas en la Segunda Guerra Mundial, que aún no había terminado, empezó a escribir un libro infantil. Aunque, como muchos lectores afirman, es más que un libro para niños, es un libro para el alma.

Se inspiró en el amor, en la amistad, en la esperanza… Él mismo hizo los dibujos que aparecen en la obra y que son respetados en cada ejemplar. Antoine era un hombre muy curioso y cultivado, interesándole la arquitectura, las matemáticas y la astronomía.

Esos conocimientos los dejó plasmados en sus obras, tanto que, un investigador japonés llegó a descubrir algo curioso en la portada de “El principito”. Los planetas que aparecen en ella no están colocados al azar, sino que forman una figura astronómica deliberada que se dio en 1940 y se repitió en el 2000. El investigador cree que el autor lo hizo para celebrar el centenario de su cumpleaños. Siendo piloto, terminó en tierra en varias ocasiones, siendo la que más marcó su vida cuando se perdió en el desierto del Sáhara ¿Os suena? Es el inicio de su gran obra. Y cuando la terminó, se lo dedicó a un amigo judío, víctima del nazismo. Es una de las dedicatorias más bonitas que he leído. El manuscrito lo dejó en manos de un amigo, pues poco después partiría de nuevo para ayudar al ejército francés. Él quería ayudar a que terminase esta horrible guerra. Como piloto, llegó a participar en labores de rescate de pilotos caídos o hechos prisioneros, por lo que consiguió incluso medallas de honor.

Curiosamente, Antoine no conocería el éxito del libro, ya que desapareció en una misión el 31 de julio de 1944. Su muerte siempre fue un gran misterio, pues no se supo nada más de él hasta más de cincuenta años después. Un pescador halló una pulsera en las costas de Marsella con el nombre del autor y de su esposa grabado en ella (la pulsera está actualmente en la Librería Lello, en Oporto). Gracias a este hallazgo, el buzo Luc Vanrell decidió investigar y terminó encontrando los restos hundidos del avión que pilotaba el autor en esa última misión. “El Principito” no llegaría a Francias hasta años después, publicándose allí en el año 1946. Es el libro más icónico del país, llegando a ser uno de los más vendidos y también traducido a más de 200 idiomas. Ha sido llevado al cine, al teatro, publicado en diferentes versiones… E incluso hay un parque temático del mismo en Ungersheim, un pueblecito de Francia. Y se llegó a nombrar un asteroide como el planeta del que provenía el principito, B-612.

Antoine de Saint Exupéry nos dejó un gran legado que nació durante la más cruel de las guerras. Se hizo inmortal con su rosa, sus estrellas y el niño que buscaba que le dibujaran una oveja. Un libro que, cada vez que lo lees, encuentras algo nuevo que te hace reflexionar, con lo que tu alma resuena. Te anima a no dejar de vivir cada día como fuese una aventura, sin olvidar la importancia del amor, la amistad, la esperanza… y que lo esencial es invisible a los ojos.

“Cuando mires al cielo, por la noche, como yo habitaré en una de ellas, como yo reiré en una de ellas, será para ti como si rieran todas las estrellas. ¡Tú y solo tú tendrás estrellas que saben reír!”

(El Principito, 1943)