Diario Íntimo

“Mamá me dio este cuaderno para que me entretenga, sabe que no necesito mucho más”

REVISTA WRITER AVENUE

Sofía Belén Heckel

2/1/20253 min leer

DIARIO ÍNTIMO

2 DE MARZO

Mamá me dio este cuaderno para que me entretenga, sabe que no necesito mucho más, nunca fui muy inquieta, soy más bien silenciosa. Me entretengo mirando por una ventana, distorsionando un poco la realidad, convirtiéndola. Me divierte crear palabras y puedo pasarme el día cambiando de posición en la silla. “Mové el culo” me dice mi hermano cuando se aburre de sus amigos y quiere divertirse obligándome a hacer algo. Y me tira con una pelota, una y otra vez. “Dale, atajá ñoña” me dice.

En fin, mamá quiere que me entretenga porque estamos de mudanza, ella se la pasa yendo y viniendo, cerrando cajas y envolviendo adornitos. A mi hermano lo mandaron a casa de la abuela por unos días, porque mamá dice que así se puede enfocar.

2 DE MARZO

Y a mí me dio el cuaderno. Yo le hago la vida más fácil, dice.

18 DE MARZO

Me da pena, pero me agarró uno de mis ataquecitos y arranqué un par de hojas del cuaderno. Lo feo es que le rompí un poquito la tapa y me gusta. Ahora cada vez que la vea me voy a acordar de que tuve “la loca”. A veces me pasa, de la nada me enojo y necesito romper algo. Me da miedo porque siento que tengo un demonio dentro del cuerpo, de esos de las películas, los que cambian la voz de los personajes y empiezan a hablar en otro idioma y todo.

Todavía me acuerdo cuando mamá me dijo que Marce se había ido al cielo y yo corrí al patio y corté todos los conejitos de la planta. Ciega estaba, ni pensé. Era el demonio. Me dio mucha pena después, pero me hacían acordar a cuando venía a casa y jugábamos a apretarlos, y abrían y cerraban una boquita que se les formaba. Por eso le dicen conejitos, dice mi mamá.

23 DE MARZO

Hoy estuve haciendo algo que vi en una película, armé un tablero con letras y puse un vaso de los que llevaba al cole cuando era chica. Esos ya no los usa nadie, por eso decidí agarrarlo. Me daba miedo que se quede Marce ahí encerrado y que alguien se lo tome. Me daba miedo que mi familia sea poseída culpa mía.

Me senté en mi pieza nueva. Papá me la pintó de color rosado, pensó que ese era mi color favorito. Pero claro, eso era cuando éramos chicos y vivíamos los 4 juntos. Ahora me gusta más el salmón o el naranja. Igual no le dije nada, ellos están intentando. Eso dicen. Hay que poner voluntad.

No creo que mi hermano haya entendido eso de la voluntad, porque está hecho un pesado. Un pesado de verdad. Y todavía no arrancamos la escuela, con esto de la mudanza. Por eso me pareció que siendo que Marce ahora es etéreo, estaría bueno que pudiéramos charlar. Quería contarle todo esto. Y de paso preguntarle como es allá. Si lo vio al Pepe, ese abuelo del que siempre me contaba. El abuelo que lo llevaba a pescar, y que se sacaba todos los dientes para dormir.

Armé el tablero sobre la cama, puse el vaso en el centro y me senté con las piernas cruzadas en frente. Puse un dedo, cerré los ojos y esperé. Me empezó a picar la nariz. Entreabrí un ojo por si Marce se me aparecía así nomás. Es que siempre fue medio vago para escribir. No pasó nada.

24 de MARZO

Probé otra vez ayer, pero a la noche, porque en las películas los espíritus andan de madrugada. No hubo caso. Igual el Marce siempre se dormía temprano y había que despertarlo para cenar. Eso era cuando me quedaba en la casa de sus papás y hacíamos las piyamadas. Ahora viven lejos. Cuando los fui a despedir, antes de la mudanza, su papá se largó a llorar y dijo que era una bendición que estuviéramos los 4 juntos de nuevo.

Yo no sé si es una bendición, mamá está hecha una fiera, mi hermano se viene a la pieza a quejar, dice que antes era así, después se pone los auriculares y me ignora, pero se queda en mi pieza. Juega con el celular. Lo dejo, no puedo decirle que se vaya sin ponerlo de mal humor.

Yo no me acuerdo como eran mamá y papá antes. Lo que sé es que papá ronca mucho y me trata como a una beba, y mi hermano lo ignora. Mamá se la pasa acomodando la casa, y me dijo que el lunes empezamos en una escuela nueva. Acá todos hablan otro idioma, así que vamos a tener que esforzarnos. Tenemos que aprender, pero dice que va a ser fácil porque somos chicos y tenemos cerebro de esponja.

Supongo que después, con toda la información, el cerebro se va llenando y se pone más pesado. Yo voy a dejar en algunos agujeritos guardado mi español, no me quiero olvidar, sino después, ¿cómo voy a hablar con Marce?