Esas cosas que somos, fuimos y seremos
“Fue en la esquina rota de la calle 22, en la cresta de la ola de un jueves sin sol”
REVISTA WRITER AVENUE
Lamarriv
7/29/20241 min leer
Fue en la esquina rota de la calle 22, en la cresta de la ola de un jueves sin sol. Allí, desde una perspectiva lejana, conocí al hombre de paraguas negro y tristeza sempiterna. Él habitaba ese abismo con la postura y el lamento erguidos. ¿Esperaba a alguien en particular? Tal vez sí. Tal vez no. Siempre preferí imaginar que no esperaba a nadie. Pensaba en múltiples escenarios de cosas insólitas que les pasan a personas poco comunes.
Su cuerpo estaba ocupando un espacio en la tierra, sólo en apariencia y cuerpo, mientras su mente vivía en otra dimensión. Literalmente, lo escuchaba balbucear un nombre femenino, de origen por definir. Nunca estuve segura de cuál fue. Imaginación. Sólo Imaginación.
Algunas veces llegué a atribuirle este personaje al delirio de mi mente ociosa y neurótica. ¿Y si sólo era eso? ¿Solamente un producto de una constante y febril alucinación?... ¿Un holograma vívido en tercera dimensión? Tal vez sólo la expresión alterna de mi más honda melancolía.
“Esas cosas que fuimos”
Un momento.
Una fe de erratas.
Un paliativo.
Un personaje de reparto.
Ese titubeo entre líneas.
La pausa después de una lágrima.
La monosilábica conversación.
Ese azul desvanecido a las 7:00 pm.
El amanecer impredecible.
Un episodio no comprendido.
El problema.
La calle que esquivaste.
Luz cegadora.
Anhelo de largo aliento.
El suspiro después de la lluvia.
Rompecabezas de 100 000 piezas.
Fragilidad.
Verbo mal conjugado…