Huérfano del mundo
“Ay, tan marchito y descarrilado destino, qué osadía tienes, te digo, para ventilar al mundo tu desvirtuada felicidad”
REVISTA WRITER AVENUE
Charlot Alayo Chávez
3/5/20251 min leer


Ay, tan marchito y descarrilado destino,
qué osadía tienes, te digo, para ventilar al mundo
tu desvirtuada felicidad.
Ay, tan huraña fortuna, qué agravio me causa esa malicia
con la que decides no ser buena para, en cambio,
arropar con premura a estos atropellados sueños
por un sinnúmero de sábanas agrias.
Y, ay, mi pobre yo, que mira esta mañana al Señor,
para que le clamen mis rodillas y le lloren mis plegarias,
solo recibe de él su eterno silencio,
enloqueciendo así mis alaridos y sonrojándose mi corazón.
Y ello sí que me es excusa
para arrimar esta masa desorbitada
a cientos de fogosas hileras,
que crispan en mi maquillado orgullo y desembocan
en los riachuelos de una desdichada soledad.
Ironías, vida mía, pienso son estas,
siendo que érase en el fenecido tiempo la masa que exclama,
quien despojaba de su brío a un sinfín de almas,
embriagándose sin más en la algarabía
de una muchachada ignorante y vacilante.
Mas hoy, al caer este ocaso,
solo le queda rebobinar en los sentires de esas épocas,
y verse acompañado por la convicción amarga en los labios
de que es un huérfano más del mundo, porque el sol,
hace ya muchos años, se ha escondido de sus fúnebres ojos.