Imaginante

“Ese viento que no es de nadie, y que presume conocer lo que hay en tu interior, ha dicho que deseas marcharte de tu ciudad”

REVISTA WRITER AVENUE

Lamarriv

11/6/20242 min leer

Ese viento que no es de nadie,
y que presume conocer lo que hay en tu interior,
ha dicho que deseas marcharte de tu ciudad,
planeando darte una nueva oportunidad de leer la Odisea,
de sentarte sobre la fresca hierba,
despreocupada,
ligera,
decidida,
para inventar otra manera de volar.
He aquí un minúsculo rayo de luz,
atravesando una grieta perfectamente trazada,
en ese parpadeo del cielo a las 6 y cuarto de la mañana.
Domingos. No. Yo me refiero, en particular, a este domingo… ¿Y quién dijo que los domingos no eran más que puro olvido y el agudo desafío frente al vacío, de una carrera hacia un fin sin sentido?

Él me dijo que su nombre era de origen griego y que de niño le llamaban de cariño “Platón”. Yo, escéptica, desde un principio, intuí que este cuento era falso: el origen del nombre y todas esas anécdotas sin escenografía ni aromas. Sin embargo, me obligué a creerle cada palabra de utilería con su respectivo giro de luz artificial. De alguna manera, me emocionaba conocer a un personaje de la vida real, cuyas características combinaban a la perfección con la personalidad del protagonista de una novela del realismo mágico. Casi real. Casi cuento.

Al paso de los días, se convertiría en una innegable y frenética adicción escucharlo, relatarme los sucesos de su pequeño gran caos.

Y después de aquel domingo luminoso, plagado de magia escapista, solo quedaría el rastro de lo que fue, que pudo haber sido, en el caso de haber sido solamente un simple domingo.

No fue sólo un domingo. Lo que ayer fue, fue un implacable relámpago de euforia desbordada. Fue un asalto a mano armada a la vulnerabilidad de madrugada. Fue una pausa delicada en el tiempo. Fue un adiós disfrazado de un hasta luego. Fue una melodía aprendida en cinco minutos, pero no comprendida aún. Fue un espasmo redundante en la boca del estómago. Fue fantasía y realidad. Pero si fue algo en específico, fue sentimiento en el más puro de los estados.