Imaginario de una escritora
“La buena noticia es descubrir que como escritora tengo mi propio imaginario, único y moldeable”
REVISTA WRITER AVENUE
Lana Garen
6/21/20242 min leer


Sentarme con un cuaderno o bloc de notas y comenzar a escribir una idea que me ronda en la cabeza es el pan nuestro de cada etapa de mi vida, y de todas aquellas mentes creativas que necesitan sólo una ligera chispa para encender su pasión. Si te pasa y esa idea te lleva a una historia con palabras, como me pasa a mí, eres escritor.
Son muchas las hojas empezadas y sueltas en un cajón, historias o personajes que han perdido esa tinta inicial por la dejadez; son muchos los relatos guardados en el ordenador pendientes de una continuación, pendientes de estirar un poco más el tiempo para llegar con motivación.
Si te pasa como a mí, eres escritor, pero no sabes cómo continuar. Seguir consejos prácticos de un taller de escritura, trabajar la constancia y aprender que la escritura es un oficio, nos ayudan a seguir adelante y conseguir pequeños logros.
La buena noticia es descubrir que como escritora tengo mi propio imaginario, único y moldeable, fraguado desde bien jovencita, a pesar de ser escritora amateur en uno de los oficios más bellos que existen. Este imaginario mío, tú tendrás el tuyo propio, se basa en mis dos vidas: la real y mi vida como lectora.
Aún recuerdo los fines de semana de tebeos, las aventuras de Los Cinco, las tardes de verano que pasé disfrutando con ellos cuando era una niña. Mis primeros pinitos escribiendo fue a la edad de doce años, las novelas de misterio de Agatha Christie me entretenían y crearon en mí la necesidad de recrear un robo en un hotel, me faltó darle forma al detective.
Después llegaron los años de estudios y lecturas obligatorias, pero las más especiales para mí fueron las de mi juventud en la facultad descubriendo la prosa de Jane Austen, o Charlotte Brontë, las obras de Shakespeare, los poemas de Walt Whitman, las novelas americanas o biografías. Y años más tarde, he leído grandes imprescindibles del siglo XX y de este siglo, todas esas plumas maestras de hombres y mujeres que seguramente también sufrieron la página en blanco, el bloqueo creativo, el síndrome del impostor y otros tantos males de los que se aquejan hasta los más versados en el oficio.
Trasteo en mis escritos cuando tengo un rato, y me digo a mi misma que el talento está en muchas líneas, sólo queda sentarme a escribir, y darle una forma definitiva a cada historia empezada, olvidar todo ese imaginario construido y en el que habito, y como hacen los que admiro, transmitir aquello que quiero contar, esa es mi voz de escritora, si te pasa como a mí, también la tienes.