Instrucciones para recuperar a la chica

“Primero descuida tu relación de forma gradual, perdiendo poco a poco el interés en tu pareja”

REVISTA WRITER AVENUE

Borja Echeverría

1/31/20252 min leer

Primero descuida tu relación de forma gradual, perdiendo poco a poco el interés en tu pareja y permitiendo que la rutina os consuma a ambos. No intentes arreglar las cosas todavía. Espera a que tu novia se harte de ti y se marche a estudiar Bellas Artes a una prestigiosa escuela de París. Sigue sin mover un dedo hasta que quede una hora para que su avión despegue. Entonces, y solo entonces, déjate llevar por un repentino arrebato romántico, sal corriendo a la calle y lánzate de forma temeraria contra el primer taxi que veas.

Discúlpate ante el taxista argumentado que tienes que recuperar al amor de tu vida. Escucha su historia sobre cómo dejó escapar a la mujer de sus sueños hace años y lo mucho que se arrepiente de ello. Asiente consternado y finge que te importa.

Cuando acabe, sube al coche y pregúntale si falta mucho, una y otra vez, hasta que decida ignorar todas las señales de tráfico, transeúntes y agentes de policía que se crucen en su camino. Ya en el aeropuerto, mete la mano en el bolsillo del pantalón y haz un amago de sacar la cartera. Guárdala en cuanto el taxista te detenga, alegando que a él le basta con que recuperes a esa chica. Compensa su gesto con un simple gracias y bájate del coche, cerrándolo de un portazo.

Corre a la terminal. Si algún vigilante de seguridad intenta detenerte, repite el mismo proceso que seguiste con el taxista para que te permita pasar sin siquiera cachearte. Grita el nombre de tu pareja y ábrete camino entre la multitud a empujones, como si estuvieses atravesando un episodio psicótico. Cuando ella se gire hacia ti, sorprendida, ve a su lado y dile que la quieres. Deja que te mire con escepticismo durante un instante y después recapacita. Abandona esta pantomima, que podría estar sacada de una mala comedia romántica, y cuéntale la verdad.

Explícale que lo que sientes va más allá del amor. No la quieres, la necesitas. La necesitas para que los demás no te juzguen por seguir soltero a los treinta y muchos. Para que tu familia no te pregunte en las cenas de Navidad si estás saliendo con alguien. Para tener cosas que hacer los domingos y sexo garantizado, más o menos. Pero, sobre todo, la necesitas porque ya has olvidado cómo ligar y te da muchísima pereza conocer gente nueva.

Aguanta unos segundos en silencio, dejando que procese todas las palabras de tu discurso y se vea reflejada en cada una de ellas. Arrodíllate y hazle la pregunta: «¿quieres conformarte conmigo?». Tras recibir el sí, ponte en pie y bésala, sin demasiada pasión.

Compartid un Uber hasta tu casa (los taxis pueden ser demasiado imprudentes).