Mediodía

“Estaba muerto. Vi al ganso muerto antes de saber siquiera que era un ganso”

REVISTA WRITER AVENUE

Nerea Aguado Alonso

12/21/20242 min leer

Estaba muerto. Vi al ganso muerto antes de saber siquiera que era un ganso. Íbamos hablando de una amiga en común. Buscábamos el equilibrio entre la crueldad y la autopreservación. Te dije —Está muerto—. Seguiste hablando.

—Está muerto —repetí.

—¿Qué?

—El ganso

—¿Quién?

—Ese ganso. Mira. Está muerto —señalé.

—Hostia, sí.

—Muerto. Solo. Mañana lo recogerán, pero ahora, ahora nadie se da cuenta. —El cuello.

—Sí. El cuello. Es igual que el buitre que vi. El cuello deja de significar algo. Solo es una línea que une un cuerpo muerto con una cabeza que ya no tiene nada que mirar.

Lo observamos un rato. Miré al cisne que nadaba. Un cisne sin pareja. Un ganso muerto sin llanto. Los cisnes son animales de pareja. Los gansos también. No hay tanta diferencia entre un cisne y un ganso. Pero el cisne nadaba y el ganso estaba muerto.

Lo había olvidado. Porque tú y yo seguimos hablando. De chicos u hombres, no sabemos a esta edad cómo llamarlos; de amigas comunes que hablan de chicos u hombres; de sueños que solo podemos tener las vivas. Hoy, al abrir la puerta de casa, he pensado en el ganso muerto. En el rato que he estado tumbada en un banco. He mantenido mi cuello sin torcerse. En el ascensor, el juego de espejos me mostraba mi espalda recta. He alargado la mandíbula, alzado la frente, mirado mi cuello.

Es joven mi cuello. Si fuera vampira, adoraría mi cuello. La sangre roja que palpita y lo riega, que lo mantiene. El ganso murió sin derramar sangre. Me apenan las muertes sin sangre, como si la vida hubiera desistido en lugar de ser arrebatada. Como si se hubiera aburrido. Espero morir con sangre. Espero un eclipse. Quizá un mediodía. Morir con una sombra muy negra. Para eso hace falta mucha luz. Quiero ver mi cuerpo romperse al mirar mi sombra. Quiero asfalto negro y sangre roja.

Vimos atardecer. Te hablé de ores y murallas. Dijimos que estábamos bien. Vimos el cadáver de un ganso rodeado de indiferencia y pudimos decir que estábamos bien. No moriremos al mediodía.