Mi psicóloga y nuestro juramento
“Sostengo este nudo de tripas en el asiento trasero de tu despacho”
REVISTA WRITER AVENUE
Carolina Buteler
9/28/20241 min leer
Sostengo este nudo de tripas en el asiento trasero de tu despacho. El silencio profundo de la habitación me transporta a la primera vez en que los rugidos en mi estómago no eran causados por el hambre. Ahora, tu mirada y la falta de sonidos alojan mi angustia, obligándome a tragarme los ruidos incesantes para liberarlos en sonidos más gratos. La luz es tenue en este cubículo, el más colorido que he visto.
Te relato el pacto, que no es mío, sino de otro; los pactos suicidas de mis pares. El silencio inunda cada vez más, hasta que lo rompen tus ojos. A través de ellos, me hablas sobre una psiquis super-yoica que intentamos aliviar, diferenciándome de la libreta en la que mi mamá me inscribió cuando nací. Hace años escribí que el color celeste de sus ojos me había condenado. Las señales indicaban que mi personalidad introvertida, intuitiva, sentimental y prospectiva me llevarían a la misma electrocución, al mismo destino que aquel viejo que lleva mi apellido, que necesitaba alejarse, como yo, a las pampas y el campo, aquel que disparó y se delató sin mencionar las veces que le apuntaron, aquel a quien las voces ganaron porque no estuvo tu silencio para abordarlo.