Mucho ruido y pocas voces
“En aquella época ignoraba muchas de las cosas relacionadas con las mujeres”
REVISTA WRITER AVENUE
Cristina Beatriz Bivachi
1/31/20252 min leer


En aquella época ignoraba muchas de las cosas relacionadas con las mujeres. Cabe aclarar que entonces tenía doce años y casi nada de contacto con mujeres. Es decir, salvo mi mamá, mi tía y mi abuela, a las que consideraba como de otra categoría, mis amigas eran nenas como yo y todavía jugábamos a las muñecas y leíamos libros como Mujercitas o Papaíto piernas largas.
Recuerdo la tarde en que vinieron a tomar mate Esthercita y su mamá. Mientras las madres preparaban nuestras meriendas, Esthercita me contó que se había convertido en señorita y que le había bajado la regla. Me dijo que no me podía explicar con detalles porque yo era una nena y las nenas no hablan de la regla. Me pregunté por horas qué era lo que significaba “la regla” porque la única regla que yo conocía era la que me servía para trazar la línea corta o la línea larga que la señorita Luisa nos indicaba después de cada tarea.
Tener doce años era difícil. Mi cuerpo era el mismo de siempre, salvo que me había empezado a crecer bello debajo de los brazos y mi estatura se había multiplicado.
En los recreos, aprendí diferentes versiones sobre la regla y todas terminaban en la misma explicación: una vez cada treinta días y solo a las mujeres, no a los varones.
Una tarde de enero, cuando el calor era agobiante, sentí que mis fuerzas me abandonaban. Cuando me recuperé, mi abuela, en pocas palabras, me aclaró que la regla me había alcanzado a la edad de trece años y que a partir de ese día sería una señorita. Me entregó un libro viejo como ella y me pidió que lo leyera con cuidado.
Esta semana tuve que vaciar la casa donde había vivido mi mamá. En la biblioteca encontré el libro que me había dado mi abuela, estaba ajado y subrayado, especialmente el párrafo donde explicaba qué era ser una señorita.