Pecado tras el visor

“Farolillos chinos colgando del techo, a los laterales, letreros de neón con sinogramas”

REVISTA WRITER AVENUE

Leticia Rodríguez González

8/30/20242 min leer

Farolillos chinos colgando del techo, a los laterales, letreros de neón con sinogramas, detrás de Rocío decenas de hojas de periódicos empapelando la pared del escenario.

La miraba tras la lente de la cámara, en sus manos sostenía un micrófono y una copa, y a pesar de las que le precedieron, dominaba la dirección de cada una hacia sus labios humedecidos por el cóctel rosado. Su voz sonaba, aguda y dulce como el líquido que entraba sin parar por su garganta. Yo dudaba si me gustaba más verla o escucharla, transmitía su alegría con cada gesto: con el entrecerrar de sus ojos risueños y atontados

por el alcohol, con la forma despreocupada en la que bailaba su falda y con los incisivos que salían de su sonrisa tensa cada vez que se equivocaba de palabra. Todo ello me derrumbaba.

María estaba a mi lado, apartó del medio de la mesa nuestra cerveza compartida para llevarla a su boca mientras escuchaba a Rocío. Su completa desatención al placer de mis juegos con la cámara me producía alivio, yo podía oír la risa de ambas cuando Rocío se confundía en alguna nota.

La risa, suave y sin malicia de María, fue lo que me enamoró la primera vez que la vi. Ya no sé cuánto queda de eso, del amor y de su risa. Cada día me parece escucharla menos, a veces dudo si mi suposición es real o si me he acostumbrado tanto que mis oídos se han hecho insensibles a ella.

Se supone que debería preocuparme, sin embargo, me produce mayor angustia que estemos en un karaoke en Lisboa y tenga la sensación de haber viajado a Chinatown, beber más cervezas de las que mi cuerpo pueda aguantar sin mostrar mis verdaderos deseos, o que la cámara cuadre en el lugar indicado, para reflejar el sentimiento preciso.

La peor infidelidad no es siempre recorrer el cuerpo de otra persona con las manos o los labios, a veces es suficiente con haberlo hecho con los ojos, o tras la pantalla de una cámara humedecida por el aliento caliente y agitado.