Por la ciudad

Lentamente llenándose,
planamente se acomodan,
apurados,
con recelo,
esperando que el trayecto sea ligero
imperceptible,
y no interrumpa sus vitales apuros cotidianos.

Presente distendido.

Ocupan las sillas sin compañía,
ansiosos de evitar cualquier contacto,
dirigiendo sus miradas a los desconocidos
que pueden o no ser el fin de su comodidad.

Se aferran a sus pertenencias,
planean su día,
se desplazan en el tedio
acostumbrado
de sus monotonías.

El aburrimiento se asoma en cada ventana,
en cada semáforo
sonríe.

Miradas vacías desdeñosas
silencio filoso
pies inquietos
maquillaje improvisado
atención ausente
bolsos revisados y vueltos a revisar.

Revisan su apariencia los unos,
acicalan sus apuros los otros
y nadie observa,
nada es observado,
todo es común y predecible:
burbujas y pantallas.

Pantallas cambiando de lugar.