Reseña de la novela: Arrancarte lo que has vivido
“La pluma de Cuesy recorre con encanto literario lugares de México, narra el principio y el final de lo que es una guerra, de esa historia que de forma continua se repite en nuestro país”
REVISTA WRITER AVENUE
Mariel Enciso
8/31/20245 min leer
Recuerdo aquel día cuando una mujer que rondaba los cincuenta años vio la portada de la novela de Silvia Cuesy entre mis manos. De inmediato se sorprendió y gritó “¡Yo necesito que alguien me arranque lo que he vivido! Me estoy divorciando y quiero olvidar mi pasado, rehacer mi vida”. Me pidió mirar de cerca la portada, identificó la sangre y esas manos que parecen estar tras los barrotes. Ella, sin tener clara la trama de la obra, ya se identificaba con Bernardo Cuesy, bisabuelo de la autora y personaje protagónico de esta obra literaria. Y aunque es verdad que no se trata de un libro de superación personal, creo que el título anuncia ya lo que muchas veces todos en el fondo hemos deseado: empezar de nuevo.
Más que dirigirme a la parte histórica de la novela, que en sí es el suceso maestro de la obra, me gustaría acercarme a la parte humana, existencial y artística de las letras de Silvia Cuesy.
La pluma de Cuesy recorre con encanto literario lugares de México, narra el principio y el final de lo que es una guerra, de esa historia que de forma continua se repite en nuestro país, sobre todo nos deja ver la miseria humana y no me refiero a la desnudez, al hambre, al dolor, a la enfermedad, a la muerte, a la angustia carcelaria, a la repugnancia al prójimo, que también dejan su sello en esta estudiada y magnífica trama, sino al corazón del hombre. ¿Qué motivó a Bernardo para dejar su país, Prusia? ¿Con qué parte de él se sentía insatisfecho? ¿Qué buscaba o anhelaba según él para tenerlo todo cuando en realidad siempre lo tuvo? ¿Contra qué luchaba? Vemos en él la perfecta evolución de la decadencia y una insatisfacción crónica. Cuántas veces hemos sido tentados en el ego para dejar lo que tenemos solo para ir en búsqueda de éxito, de logros, de realización, de placer y lo único que conseguimos, en más de una ocasión, es darnos cuenta de que ya lo teníamos todo, pero no supimos verlo, nuestro egoísmo deslumbra, se inflama, como lo hizo el de Bernardo. Cuántas veces leemos que no quiso alzar la cabeza, que no intentó mirar a los ojos, que pensaba que huir era la mejor decisión, cuántos lamentos, cuántas desgracias ocurrieron, cuánto arrepentimiento vivimos con él a lo largo de las páginas. Traicionado, avergonzado, considerado un personaje de segunda cuando en realidad era un ser humano de primera. ¿Acaso compartimos algún sentimiento con Bernardo, acaso con Rosa? ¿Qué necesidad de escapar de lo que somos? Más que una serie de viajes y un continuo intercambio de armas y sinsabores, me pareció que la novela nos sumerge en un tema más profundo, en ese viaje personal, íntimo, humano y emocional que hacemos hacia nuestro interior para descubrir que al final somos los mismos, y no importa cuántas veces busquemos alejarnos de lo que somos o de nuestro lugar de origen, huimos de nosotros, no de los lugares, nuestra esencia siempre va a permanecer no importa cómo, ni importa dónde. Eso, ni la guerra más atroz podrá borrar. Arrancarte lo que has vivido es un constante sorteo de obstáculos por la fuerza, por alcanzar aquello que se piensa le dará al protagonista ocasión de mirar si hay luz al final del túnel. Nos lleva a preguntarnos si en algún momento la vida se apiadará de Bernardo, ¿de nosotros?, y que, ante la insistencia de su aflicción, tenga a bien presentarle la esperanza de ver cumplido un sueño.
En cuanto a su narrativa, Cuesy trata a la literatura con el honor que se merece. Sus paisajes e imágenes, muchas veces se sirven de figuras literarias para trasladarnos al presente, pasado y futuro de un personaje. Su habilidosa pluma se acompaña de otros géneros como el epistolar para introducirnos en un continuo juego de diálogos y monólogos. No se puede hablar de la obra de Cuesy sin mencionar sus detalladas descripciones, algunas de ellas con altas dosis de simpatía, y no pocas de profunda nostalgia. Su prosa, sazonada con poesía, nos deja un grato sabor de boca y en mi caso, el deseo constante de repetir una y otra vez la lectura de la misma línea hasta sentir que las palabras acarician mi ser. Durante mi lectura las vi salir de la historia para sentirlas con el espíritu. La construcción cuidada y precisa de su prosa hace de este género una verdadera obra de arte, una joya histórica.
He tenido la fortuna de conocer a la autora y ser testigo de su incansable trabajo, de su perseverancia y espíritu de lucha, de su esfuerzo por ofrecer al público una obra seria, digna de ser leída, donde la labor de investigación ha sido el cimiento de una novela que mezcla con agudeza recuerdos de no una sino de muchas vidas que se han cruzado para hacer nacer una nueva historia que seguro desde tiempo atrás ya hablaba al corazón de la autora con un entusiasmo inquieto, nervioso, ansioso para ser leída por todos aquellos quienes compartimos letras, sentimientos y sobre todo un sincero amor por nuestra patria, por conocer una nueva perspectiva de nuestro México.
Soy una mujer mexicana que se sintió en gran manera conmovida con la lectura de esta novela, es verdad que me conmovió a la vez que me llenó de vacíos gracias a las vivencias de los personajes. Cuando al interior de la obra he percibido la llegada de la felicidad, caigo en cuenta que era solo un espejismo de ese anhelo suplicante que me pedía avanzar para no defraudar algún propósito de la existencia misma del personaje. Tal vez tengamos algo de Bernardo, por la mañana seamos una persona y por la noche un ser diferente. Es verdad que el pasado vuelve a menos que no lo sueltes, como afirma la autora. Ahora me pregunto lo mismo: ya que sabemos enfrentar los sueños frustrados cómo enfrentamos los sueños hechos realidad.
No solo se trató de leer a un colega, ni a una amiga, o enterarme de acontecimientos que fueron parte de una historia familiar y nacional, sino que me asombra haberme sentido un personaje más, simplemente por ser mexicana, vivir en cada página las calles de mi país, la gastronomía, los dichos, las costumbres y lo mejor, convivir con personajes sin los cuales México no sería lo que es hoy.
“Las lealtades en política, amigo mío, así como en el amor, duran hasta que las querencias de alguna de las partes cambia de parecer atraída por distintos encantos”. “Nadie tiene asegurada la lealtad de nadie”. Extracto de la novela Arrancarte lo que has vivido
Gracias, Silvia, porque tu novela es entrar a leer a México, conocer México y sobre todo nos hace más conscientes de la riqueza de nuestro país. Somos un país con historia.
¡Viva México!