Reseña del libro "Crónica de una muerte anunciada"

“En su noche de bodas, Bayardo San Román descubre que Ángela Vicario, su esposa, no es virgen”

REVISTA WRITER AVENUE

Giulliana Torres

2/1/20252 min leer

En su noche de bodas, Bayardo San Román descubre que Ángela Vicario, su esposa, no es virgen. Afectada por el desprecio de su marido y la vergüenza de su familia, ella acusa a Santiago Nasar de haberle quitado tal honra, sin imaginarse que lo está sentenciando a una muerte segura.

Crónica de una muerte anunciada, publicada en 1981, es una novela corta de Gabriel García Márquez que, a modo de crónica periodística, pretende reconstruir el escenario en torno al asesinato de Santiago Nasar en manos de los gemelos Vicario. Está basada en un hecho real, en un pueblo de Colombia, tras la celebración de una boda que terminó con el brutal asesinato de Cayetano Gentile en 1951.

El narrador testigo reabre el caso veintitrés años después, exponiéndonos el sumario del juez e investigando a los implicados a fin de esclarecer una gran ambigüedad: ¿por qué Santiago Nasar? Debido a que, durante esa época, nadie notó una cercanía entre el acusado y la agraviada, la voz de Ángela no parece ser del todo confiable. En un pueblo prejuicioso, donde las paredes tienen ojos y las habladurías corren como la pólvora, la amenaza de los Vicario era ya muy bien conocida por todos a primeras horas de la mañana.

Sin embargo, algunos, incrédulos ante la capacidad de los gemelos para cometer el crimen, y otros, defendiendo la horrorosa iniciativa, no impidieron que se perpetrara, permitiendo que Nasar fuera brutalmente apuñalado en la puerta de su casa.

Cabe mencionar que la familia Vicario carece de fundamento para defender su posición, más allá de la defensa del honor familiar, un aspecto clave para la sentencia judicial en un pueblo tan conservador. En este sentido, Pedro y Pablo son sentenciados a la cárcel tan solo por 3 años y Ángela Vicario es echada al olvido para siempre.

“En la ventana de una casa frente al mar, bordando a máquina en la hora de más calor, había una mujer de medio luto con antiparras de alambre y canas amarillas, y sobre su cabeza estaba colgada una jaula con un canario que no paraba de cantar. Al verla así, dentro del marco idílico de la ventana, no quise creer que aquella mujer fuera la que yo creía, porque me resistía a admitir que la vida terminara por parecerse tanto a la mala literatura”.

Crónica de una muerte anunciada, nos invita a reflexionar sobre el impacto de las normas sociales y las creencias tan profundamente arraigadas que pueden dar pie a injusticias aceptadas. ¿Es posible evitar una muerte anunciada en sociedades donde la verdad sigue quedando sepultada por la tradición? Gabriel García Márquez nos hace cuestionarlo.