Reseña del libro: El túnel
“Juan Pablo Castel es uno de los personajes más cuestionables de la literatura latinoamericana”
REVISTA WRITER AVENUE
Giulliana Torres
9/28/20242 min leer
Solitario, taciturno y reacio a los convencionalismos sociales, Juan Pablo Castel considera su vida como un túnel, al que un día María Iribarne se asoma a través de una grieta.
“El túnel” (1948), del escritor argentino Ernesto Sábato, es una novela corta que nos embarca en las turbias aguas de la mente de Juan Pablo Castel, un pintor muy reconocido cuyo caos interior va apoderándose de él hasta devorarle cualquier rastro de sensatez. A través de sus hojas, se nos desmenuza la psicología del artista, exponiéndonos a un ser manipulador, extremamente meticuloso y obsesivo que, desde la cárcel, nos confiesa las razones que lo llevaron a cometer su fatal crimen pasional.
¿Por qué María Iribarne?
Según la percepción de Castel, ella es la única persona capaz de comprenderlo como nadie. Sin embargo, también es una mujer egoísta que solo está jugando con sus sentimientos porque disfruta que la idolatren. Ante esta dualidad, nuestro protagonista opta por aprehenderla a como dé lugar, tenerla vigilada 24/7 para respaldar su fidelidad. Pero hay un problema: no puede. María no es un pajarito que pueda simplemente enjaular. Bajo esta conclusión, dejándose llevar por sus ideas más nocivas y una falsa actitud moralista, se deshace de ella creyendo que le está haciendo un favor a la humanidad.
“En todo caso había un solo túnel, oscuro y solitario: el mío. Y en uno de esos trozos transparentes del muro de piedra, yo había visto a esta muchacha y había creído ingenuamente que venía por otro túnel paralelo al mío, cuando en realidad pertenecía al ancho mundo, al mundo sin límites de los que no viven en túneles; y quizá se había acercado por curiosidad a una de mis extrañas ventanas, y había entrevisto el espectáculo de mi insalvable soledad”.
Juan Pablo Castel es, en definitiva, uno de los personajes más cuestionables de la literatura latinoamericana, pero también tiene una complejidad psicológica bastante interesante. Ha considerado el suicidio en reiteradas ocasiones, pero tal es la incertidumbre de lo que hay detrás de “arrojarse al vacío”, que prefiere padecer al insoportable ruido del silencio e irse consumiendo lentamente. Lástima que María Iribarne quedara atrapada en su oscuridad.