Salir de la caverna

“Se habla del mito de la caverna como eso, como un mito. Pero, ¿y si humanizásemos el mito?”

REVISTA WRITER AVENUE

Silvia Rueda

7/29/20242 min leer

Se habla del mito de la caverna como eso, como un mito. Pero, ¿y si humanizásemos el mito? ¿Y si viviéramos el mito en nuestras propias carnes? ¿Dolería el sol abrasador que hay ahí fuera y nunca hemos conocido? ¿Nos mataría la ansiedad ante lo desconocido? ¿Y si, en vez de salir de una caverna, rompiendo con todos nuestros esquemas, estuviéramos rompiendo con todo aquello que hemos amado sólo por ver qué hay ahí fuera? ¿Dolería rebelarse?

No todos somos valientes. O algunos puede que ni se lo planteen. Que la comodidad de la caverna sea suficiente para vivir. Pero aquellos que deciden salir y son conscientes de lo que dejan atrás, saben que no es tan fácil. Dudan millones de veces de si mereció la pena prender fuego en el interior para poder encontrar salida. Lloran, rugen, se hunden y vuelan. No todo en el mismo orden. Cuando se sale a lo desconocido, no hay reglas. Es todo azar. Es todo probar y errar. Nadie sabe cuáles son las pautas. Porque tiene que hacerlas uno mismo. Y no siempre se sabe con certeza si estamos entrenados para ello.

Y muchas veces volvemos a meternos en la caverna. Porque la experiencia fuera ha sido demasiado abrumadora. Porque el sol nos ha quemado de tanto intentar batallar por intentar ver algo claro entre tanta luz. Y a veces, sólo a veces, está bien volver a la caverna. Para recuperarnos, para dejarnos coger fuerzas. Pero, siempre se ha de volver sabiendo que algún día tendremos que volver a intentarlo. Porque la libertad es tentadora. Y todos sabemos que probar el fruto del árbol prohibido nunca fue un error. Sólo fue una forma de empezar a vivir por uno mismo.

Cuando se sale de la caverna, se dejan muchas cosas atrás que ya nunca volverán a ser como antes. Se rompen cadenas, salen heridas y sangran partes que no merecían pasar por ese dolor. Pero la libertad tiene un precio. Y ese precio es todo lo que se siente dentro cuando actuamos con rebeldía.