Sexta Nochebuena
“Esas palabras que cada vez que despierto y leo no parecen ser mías. Se sienten alejadas”
REVISTA WRITER AVENUE
Yomali Agüero
12/22/20241 min leer
Visité este lugar hace mucho tiempo. Mi nombre en un fino gris. Esas palabras que cada vez que despierto y leo no parecen ser mías. Se sienten alejadas, como si yo no las hubiera pensado alguna vez. En ocasiones me parecen tristes (siento que esa tristeza no me pertenece) ¿A quién se la quité?
Camino sin caminar, apenas capto la luz roja al borde de la muerte (al borde de la grisácea línea). El ruido me hace abrir los ojos de dolor, pero es ese mismo ruido quien me hace cerrarlos. Estoy muriendo sin haber comido (y no es comida lo que mi alma necesita).
Me siento, con el libro que quiero leer en las manos (pero termina en una caja porque no puedo hacerlo). Solo voy por la calle intentando encontrarme, pero no me encuentro porque en realidad no busco.
Estoy en el autobús, el mismo asiento donde el tiempo parece dejar de existir. Las horas no entran, tampoco los minutos, los segundos no se encontrarán aquí jamás.
Te escucho a ti a través de la puerta en llamas. Eres tú quien alimenta mis pesadillas.
Y todo me falla…
Las piernas
la vista
el corazón
la memoria.
Cuando el mundo cerró sus ojos, yo solo te veía a ti.
Tú sigues ahí, pero cuando en las velas arda el veinte no tendrás ni fuerzas para soplar. El espejo del baño empañado de verdades. Nuestras verdades.
Un veinticuatro maldito.
Un epitafio que dice “ningún recuerdo que valga la pena”. No era mi fuego (pero me dejaste apagarlo).
solo espero que el día de mi muerte tú no estés ahí.