Te veo viejo, león

“Despiadado, un completo vándalo. Quien carroñaba de los antílopes por la sabana”

REVISTA WRITER AVENUE

Ovián Márquez G.

1/30/20252 min leer

Despiadado, un completo vándalo.
Quien carroñaba de los antílopes por la sabana
cuando en esta era muy grande la sequía.
Colosal, con una melena ondeante y rugido tan atronador.
Sus garras, el temor de todo padre hipopótamo,
sus dientes, la pesadilla de cualquier no carnívoro…

Y es que será curiosa la vida cuando pueden más una docena de dientes
que infinidad de astas, al menos eso opino yo,
alguien que ha visto como los elefantes tiritan de solo oler a dichos felinos.
Pero hoy, ¿Qué le pasa al lindo gatito?
Ya su melena no enarbola ni garganta brama y apabulla,
porque nada dura para siempre; no por siempre habría de durar…

Aún recuerdo cuando salí de la roja y viscosa bolsa placentaria de mi madre,
en ella el amo vaya sí. Primogénito de lo que bien pudo llegar a ser toda una rueca
de fuertes equinos si el desalmado al que hoy aludo no merendase por gusto
más que gana. ¿Os sentíais muy valiente flagelando a tres burritos?

¿Qué supo de lo bien? Serás…
Pero os reconozco algo, muy en el fondo, gracias.
Por ti una honrada y laboriosa familia de agricultores adopto, a ellos debo lo que soy.

Te veo viejo, león, y me plazco en decirlo. Poder ser yo quien haga como un día por ti
cazaron vuestro harén de esposas, pues al rebelar contra el sabio Vernon
¡Ese que no dio de mamar solo porque no tenía pechos!, autoproclamaste «Nuevo rey»…

¿Qué no eras tú el mismo cual corría y recorría y no se cansaba?,
¿Qué no fuiste tú quien una y tantas veces acechando en plena noche
hacías a la luna esconder con el menor de los bostezos?
Pues fíjate nada más, se os están cayendo.
¡Ni hablar de los pelos! Los míos siempre pardos
contrario a los tuyos; están blancos.
Mira esa cola ¡Por favor! Más parece una brocha.
Repito veo viejo león, mucho…
¿Qué acaso ya no sois ese temido depredador?
Espero ni los bengalíes tigres del Oriente o panteras y jaguares del cercano Occidente
asistir quieran al funeral. Y juro por este puñado de cascos no defecar en otra hierba
si no es la de vuestro sepulcro.
¡Grrr!

¿Moribundo aún sigues tratando de agredir?
¡Daros pena! ¡Y a las quimeras vergüenza os compare con su ferocidad!
También espero y dicha insana prole no rebase las orillas que atraviesan el Congo;
que tampoco pueda expandir cual peste hincho de rencor.
Pero ni siento ni soy tan culpable como vos.

—No es suficiente…
—¿Dieciséis años para un prototipo de tu especie
no hacen suficiente reclamas entre tosidos?
—No… Que aún y con todo cuanto alegas, no es suficiente castigo.
Casi equiparo con mi eterno enemigo.
Horrorizado pienso en.
—… los hombres —Sonríe —De ellos aprendí a derribar primero,
y en las arenas de los coliseos qué miembro seccionar hasta entonces
cual vena ser atacada. ¿O creías nacido habíamos igual de malvados?
Serás bruto burro, serás asno animal.