Una partícula en el océano
“Respiraba desesperadamente entre las violentas bocanadas de agua que entraban a su cuerpo”
REVISTA WRITER AVENUE
Phantom Writer
7/29/20242 min leer
Respiraba desesperadamente entre las violentas bocanadas de agua que entraban a su cuerpo. Golpeaba y pataleaba con el poco instinto que aún conservaba. Volviendo inútil cualquier esfuerzo. Una figura lo veía desde arriba desde la seguridad de su bote. Era imposible distinguir qué le decía a través de tanta agua.
La gravedad lo arrastraba a las profundidades del océano. Aunque era irónico que incluso en quizás el último momento de su vida, su mente continuaba anticipándose al futuro. Muerto no tendría que preocuparse por los impuestos ni las deudas. En el otro lado quizás no habría tantos servicios por pagar ni tampoco jefes altaneros por complacer. Quizás exista un sistema autómata. Incluso podría existir una nueva canción de John Lennon en el más allá.
Aunque... ¿quién le daría de comer a sus pericos?, ¿habría alguien devastado por su repentina partida?, ¿de qué trataría la última película de Tarantino y Miyazaki?, ¿podría darse el lujo de perderlas? Sea cual fueran sus pensamientos, intenciones o sueños, la realidad se manifestaba con la fuerza que lo empujaba hacia la profundidad. Trataba de aferrarse a su agresor como podía. Incrustaba sus uñas, pataleaba para alcanzar una cuerda suelta del bote salvavidas más la figura se divertía mirándolo cínicamente. Cuán ingenuo fue creer que al fin tendrían una conexión.
Cuán insensato fue desafiar las sesiones terapéuticas y pensar que algo cambiaría ese día. Por años creyó tener el control de su vida. Estar liberado de la sombra de aquel sujeto. Más era lo contrario. Supo incluso meterse a su mente sin necesidad de estar presente.
El silencio reinó por mucho tiempo en su existencia. Era imposible ya distinguir su temperatura corporal. De hecho, ¿era capaz de sentir algo en ese momento? Aunque... no estaba del todo mal. Al fin dejó de sentir esa punzada molesta en la mandíbula. Incluso podía sentir brevemente los latidos de su corazón. Quizás sólo necesito eso en la vida: un momento de calma. Sólo buscó una señal de afecto honesta, lejana a cualquier manipulación de turno. Su mirada comprensiva ante un acto injusto y no una desinteresada. No ser cuestionado por cuánto dinero había en su billetera sino por cuantos momentos podrían usarse para compartir un recuerdo agradable.
Cerró los ojos y dejó que la corriente lo llevará hacia un nuevo destino. Quizás ahí encontraría lo más cercano al Paraíso en esa vida. Siendo una partícula más en el océano.