Vecinas
“Estoy subiendo la escalera. Ya estoy en la terraza de Marita. Parece una selva. Hay muchísimas macetas de todos los tamaños”
REVISTA WRITER AVENUE
Silvina Maiuli
12/22/20242 min leer
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Marita se está yendo de viaje. Me está dando las llaves de la terraza. Me está pidiendo que le riegue las plantas. Le estoy diciendo que sí, que no me cuesta nada, que a mí las plantas me encantan, pero en mi balcón no tengo mucho espacio. Me está agradeciendo. Va a dejar la manguera a la vista. Me está contando que tuvo mucha suerte de conseguir el departamento del último piso con terraza. Yo estoy asintiendo, es un oasis en medio de la ciudad. Me está pidiendo que deje bien cerrado al salir. Le estoy diciendo que no se preocupe.
Estoy subiendo la escalera. Ya estoy en la terraza de Marita. Parece una selva. Hay muchísimas macetas de todos los tamaños. Estoy escuchando pájaros, cantos que se superponen. Hay árboles frutales en hilera. Plantas de nísperos como las que tenía mi tía Beti. Algunos ficus también. Estoy tratando de acordarme dónde dijo que estaban la canilla y la manguera. No las veo, con tantas plantas no se ven ni las paredes. Me estoy agachando para pasar entre las orejas de elefante que Marita dejó crecer hasta los dos metros. Estoy tratando de no rozar las hojas porque largan algo que hace picar; eso decía mi mamá y creo que es cierto. A ver si todavía soy alérgica. Me está costando esquivarlas, son muchas. Marita es más petisa, las recortó a su altura; seguro ella pasa sin agacharse. Hay olor a jazmines, debe ser la época. Podría llevarme un ramito para perfumar el comedor. No los encuentro. Estoy escuchando agua que corre, debe tener una fuente. Qué dedicada Marita. ¿O tendrá un jacuzzi?
Estoy escuchando algo. No sé qué es. ¿Pasos? Será viento. Las orejas de elefante se están moviendo. También las palmeras, más atrás. Las cotorras están chillando. Una nube de mariposas está viniendo hacia mí. Las estoy espantando. Estoy agitando los brazos por encima de mi cabeza. Son frágiles, hermosas. Y obstinadas.
Estoy corriendo. Voy tirando macetas. Me estoy llevando todo por delante. Hay tierra desparramada en el piso. Me están quedando enganchadas las enredaderas. Las espinas de la Santa Rita me están rasgando la ropa. Estoy pasando entre los malvones y las hortensias. Ahora entre las orejas de elefante. Acá estaban los jazmines. Mejor el ramito en otro momento. Estoy mirando hacia atrás sin dejar de correr. Estoy dando vueltas. No estoy encontrando la puerta. Algo está rugiendo. Está cerca. Va volcando macetas. Ya estoy jadeando, debería salir a correr más seguido. Hay dos aguiluchos sobrevolando en círculos. Los estoy viendo de reojo. Me está picando todo el cuerpo. Me estoy viendo las manos con sarpullido, todas rojas. Allá está la puerta. Sigo corriendo, voy pisando las plantas derribadas y la tierra salida de las macetas. Tengo algo enroscado en el tobillo. Me estoy tropezando. Me estoy dando la frente contra la canilla. Vienen los pájaros a picotearme. Estoy sangrando. Me los estoy sacando de encima a manotazos. Me estoy desenredando la manguera a rayas de entre los pies. Me estoy arrastrando hacia la puerta, está entreabierta, la estoy empujando. Me estoy yendo. Me fui.
Estoy rodando por la escalera.