Wake up!

“Se iba constantemente. Hacia otros mundos, otros lugares, con otras personas. Ella sabía que no eran reales, porque cuando despertaba, no había nadie allí.”

REVISTA WRITER AVENUE

Yomali Agüero

11/7/20242 min leer

Ella era una mujer bonita. Su sonrisa lo decía todo. Su única lucha era permanecer despierta. Se iba constantemente. Hacia otros mundos, otros lugares, con otras personas. Ella sabía que no eran reales, porque cuando despertaba, no había nadie allí.

Esa mujer tan bella que parecía irreal. Tal vez eso explicaba por qué estaba tan sola. El mundo en el que se encontraba era real, y ella era todo lo contrario. Pasaba de sueño en sueño, casi sin visitar la vida que se supone le fue dada. Pero había un enorme problema, y era que al volver, al despertar e intentar conectar con el mundo, el mundo ya no la quería en él. Si pasaba más tiempo del otro lado, ¿por qué regresar? Aquella mujer con el paso del tiempo no solo ya no vivía despierta, ahora también tenía problemas para dormir. Esos instantes, donde no estaba soñando, pero tampoco despierta, se la comían lentamente. Querían retenerla allí, en ese espacio en pausa.

La mujer perdió el tiempo, y el tiempo la perdió a ella. Dicen que dormir es lo más cercano a la muerte, pero si esa bella mujer no estaba muerta y tampoco viva, ¿dónde estaba?

Si de algo estaba segura es que no había sueños ni realidad. Esas dos palabras perdieron sentido. Ya no soñaba, ya no vivía ¿Qué le quedaba?

Así fue envejeciendo, sin nada más que un horrible silencio. A veces se sentaba en la mecedora agudizando el oído, pensaba que si prestaba demasiada atención encontraría por lo menos un minúsculo ruido.

Pero no era así.

Aquella mujer que antaño era bella ya no lo era más. Su rostro se había desdibujado y sus manos ya no eran suaves sino resecas. Ella estaba ansiosa, había esperado por tanto tiempo aquel día. El día en el que por fin volvería a dormir. Tenía curiosidad por saber si en ese mundo habría sueños. Ella esperaba que sí. Esperaba por fin salir del silencio, no importaba si ya no era al mundo de los vivos.