Y qué cosa hizo mi alma

I

Olvidé que estabas muerta
cuando quise llamarte y decir
por fin estoy ganando plata.
Me acordé de que estabas muerta
y no ibas a nombrarme con el diminutivo
de la infancia, alegre de una vez
con mi alegría. Me quedé con eso
y busqué a una amiga cualquiera,
para contarle. Me acordé, mamá,
que estabas muerta.

II

Pocas son las cosas que me atormentan,
ahora. Porque mi último muerto
se quedó conmigo, adentro,
batiendo en remolino su acaso,
repitiendo: Qué poco dura todo esto,
y no hay tiempo, no hay tiempo.

III

y qué cosa hizo mi alma estos dos años
que permaneció a tu lado sin amarte
ni ser amada, paseando la vista
por los lomos de los libros,
ausente en la cama y las comidas,
visitando quién sabe cuáles palacios
de Ruslán y Ludmila, encantada
con lejanos reinos, rugiendo
desesperada de inanición
y a veces incompleta en sus vértebras,
las alas, voló, cayó, callada.